En la última década, la industria de la salud ha generado más datos e información que en el resto de su historia. Los registros clínicos electrónicos, la receta digital y la telemedicina están cambiando desde hace muchos años la manera en que la población accede a la atención en salud y la lección aprendida en el último año ha obligado a la industria de la salud a poner sus ojos, hoy más que nunca, en la digitalización de la salud como una necesidad acelerada que ya no tiene vuelta atrás.
Con el advenimiento de los dispositivos móviles que permiten el seguimiento de constantes vitales, la actividad física y que incluso interactúan con los dispositivos caseros y algunos dispositivos de uso médico, la cantidad de información clínica y de salud de las poblaciones continuará creciendo exponencialmente y corresponderá a las organizaciones y a los profesionales de la salud sacar provecho de esta información valiosa que la mayoría de las ocasiones está al alcance de la mano.
El perfil del proveedor de salud, que se desarrolla dentro de disciplinas hasta cierto punto consideradas como monásticas, tendrá que evolucionar para poder sacar provecho del mar de información que se genera día con día desde todas las aplicaciones de registros clínicos y de los dispositivos ya mencionados mas arriba.
Se considera que el año pasado, el volumen de información en salud en el mundo creció hasta un impresionante número de 2.5 zettabytes (1 zettabyte = 1000 data centers de cuatro pisos cada uno), lo cual nos hace reflexionar sobre la posibilidad de que un clínico pueda, primero, acceder a toda esa información y posteriormente revisarla de manera que pueda sacar obtener sacar conclusiones científicas que le permitan tomar decisiones basadas en la evidencia en el punto de atención, que es el sitio donde la calidad y la seguridad son el pilar para la disminución de errores y la mejora en los resultados de esa misma atención. Esta cantidad ingente de información hace imposible que el personal sanitario se mantenga actualizado incluso dedicando su vida entera a revisar la información generada en la disciplina específica en la que se desarrolla profesionalmente.
Una referencia interesante es que, actualmente, el 50% de los conocimientos adquiridos por los estudiantes de ingeniería en el mundo, son obsoletos tres años después de aprendido. La salud, con sus características dinámicas y evolutivas no será la excepción, con las consecuencias implícitas para la calidad y la seguridad en la atención basada en evidencia.
Debemos considerar también que esta información debe ser validada primeramente desde su contenido científico, pero no debemos dejar de pensar en su calidad e integridad para que sea confiable. Estas características ideales de los datos se generan estableciendo medidas de gobierno de datos que garanticen el registro clínico adecuado, el almacenamiento estructurado, la disponibilidad necesaria y el uso secundario racional de los datos para la toma de decisiones. No podemos olvidar la necesidad de tecnología que permita el intercambio de datos a través de la interoperabilidad entre las diferentes aplicaciones y dispositivos.
Todo lo anterior nos debe hacer reflexionar en la necesidad de que el perfil de los profesionales de la salud requiere revisarse para establecer nuevos requerimientos formativos, académicos, culturales y organizacionales para que el clínico tenga las habilidades y competencias que le permitan hacer el uso adecuado de la tecnología y se coloque como el moderador en el desarrollo de las especificaciones tecnológicas emergentes.
Actualmente, a pesar de los programas de formación profesional en informática biomédica y de salud en el mundo, que genera profesionales que se encargan principalmente de cerrar la brecha entre las tecnologías y los profesionales de la salud a través de múltiples acciones como la capacitación, la gestión del cambio, la estandarización de procesos, el liderazgo en la adopción, etcétera; aún queda mucho por hacer para que el personal clínico adquiera conocimientos y habilidades desde su formación que provoquen un cambio gradual de la mentalidad y se conviertan en los “campeones” de la transformación digital de la salud.
Las características de usabilidad de las aplicaciones para el registro clínico en la actualidad han provocado un rechazo natural de los clínicos, ya que consideran que fragmentan e incluso obstaculizan los procesos de atención que son su prioridad inmediata. Existen reportes donde los médicos refieren que usan casi el 50% de su tiempo operativo para realizar registros en expedientes clínicos electrónicos en los Estados Unidos y esto se repite en múltiples fuentes.
Por otro lado, los procesos de selección e implementación de aplicaciones electrónicas para la salud aún se siguen redefiniendo debido a la complejidad de los escenarios clínicos y administrativos inherentes a la disciplina, pero es importante mencionar que la mayoría de los desarrollos están basados en las necesidades administrativas antes que las clínicas. Esto provoca un incremento en la falta de adopción por parte de los clínicos.
En resumen:
- En estos tiempos, la industria de la salud moderna requiere de herramientas poderosas que aseguren la calidad de los datos y establezcan estándares que permitan el almacenamiento estructurado y la disponibilidad de los datos para donde, cuando y para lo que se necesiten, sobre todo para la toma de decisiones en el punto de atención y de tipo estratégicos.
- Es necesario que se tomen las medidas para que las herramientas digitales para la salud se desarrollen con un sentido centrado en el usuario y el paciente, con el objetivo de mejorar su usabilidad y el acceso multipunto a la información, considerando el empoderamiento de los pacientes como uno de sus puntos más importantes.
- Se requiere establecer formalmente un proceso de profesionalización de la práctica de la informática en salud iniciando con la inclusión de este tema en el currículo de las carreras relacionadas con la salud.
- La selección de las soluciones digitales en salud debe ser liderada por el personal de salud involucrado en su uso, como parte toral de la mejora en la adopción de dichas herramientas.
- Continúa siendo muy importante el involucramiento de los actores políticos nacionales para que la visión estratégica del país contemple la digitalización de la salud como un punto de agenda principal, contemplando la participación del país en las buenas prácticas internacionales en esta disciplina.